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La casa de los Cipreses..
La casa de los Cipreses.
Y cuando todo parece haber terminado, cuando la página se ha sometido al tesón de
las capas y capas de tierra, simplemente ocurre: todo es más nuevo que el piélago
néctar de una madrugada. Por eso sigo aquí, como una víctima voluntaria de una
adicción que me cobija todos los arrebatos.
Llovía como si no bastaran mis lágrimas para humedecer esta antigua ciudad. Sin desearlo,
mis músculos se contraían bruscamente ante el contacto de esa frialdad hecha agua.
Llegué a mi nuevo departamento… que extraño y oscuro me parecía a esas horas, a las cinco
de la tarde de un rancio mes de mayo ¿debía entrar?
San Cristóbal de las Casas me había recibido con sus odas de frío y encuentros hospitalarios
de posibles caseros y caseras que me habían ofrecido sus espacios afanosamente. Habían
pasado tres semanas desde mi arribo en busca de una novedad, de todo aquello que pudiera
anestesiarme los recuerdos y pesares.
las capas y capas de tierra, simplemente ocurre: todo es más nuevo que el piélago
néctar de una madrugada. Por eso sigo aquí, como una víctima voluntaria de una
adicción que me cobija todos los arrebatos.
Llovía como si no bastaran mis lágrimas para humedecer esta antigua ciudad. Sin desearlo,
mis músculos se contraían bruscamente ante el contacto de esa frialdad hecha agua.
Llegué a mi nuevo departamento… que extraño y oscuro me parecía a esas horas, a las cinco
de la tarde de un rancio mes de mayo ¿debía entrar?
San Cristóbal de las Casas me había recibido con sus odas de frío y encuentros hospitalarios
de posibles caseros y caseras que me habían ofrecido sus espacios afanosamente. Habían
pasado tres semanas desde mi arribo en busca de una novedad, de todo aquello que pudiera
anestesiarme los recuerdos y pesares.
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